jueves, 15 de abril de 2010

ReVoLuCiOn InDuStRiAl


Así, el siglo XIX fue una época de profundos cambios en la humanidad, tanto eco- nómicos, sociales y políticos como en los gustos y en las formas de vida.

Paralelamente a estos cambios, la ciencia ocupó progresivamente un espacio que antes tenía la religión, a la vez que la educación formal se convirtió en el instrumento esencial para la formación de ciudadanos y la difusión de innovaciones técnicas y de organización social. Según Octavio Paz, “la ciencia comenzó a desplazar a Dios del universo…ahora coloca en su lugar al científico y al técnico, al fabricante de máquinas.”

En este sentido, el principal aporte de la revolución industrial a la idea de progreso es que ésta se sigue aceptando como algo natural, previsible y característico de lo social y lo cultural. A la vez, es lento, gradual y continuo, tiende a un fin, entendido como perfec-cionamiento de la condición humana mediante el atesoramiento de más y mejores bienes.

Se observa que detrás del desarrollo industrial estaba toda una filosofía de la vida: la de la civilización económica y racionalista occidental. Es decir, de mejoramiento infinito de la condición humana a través de la explotación de los recursos naturales superabundantes.

Cabe hacer mención, de acuerdo con Cazadero, que no sólo ha habido una sola revolución industrial, sino que a finales de este siglo XX, la humanidad atraviesa la cuarta. Según este autor, hay cuatro elementos fundamentales impuestos por la segunda revolución industrial al mundo en los inicios del siglo XX y son: la concentración del capital, la internacionalización del capital, el cambio en el proceso del trabajo y la intervención masiva del Estado en casi todos los aspectos de la vida económica.

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